Con el paso del tiempo, es normal que los ordenadores pierdan algo de velocidad debido a actualizaciones de software más exigentes o al uso intensivo de aplicaciones. Sin embargo, cuando un equipo comienza a calentarse de manera anormal y su rendimiento disminuye de forma drástica, la causa puede ser mucho más simple —y peligrosa— de lo que parece: la acumulación de polvo en su interior.

El caso real: un HP ProDesk 600 G1 al borde del colapso

 

Recientemente, uno de nuestros clientes nos contactó porque su ordenador estaba funcionando de forma muy lenta y se sobrecalentaba con facilidad, incluso realizando tareas básicas. A simple vista, no había indicios de fallos graves. Sin embargo, al desmontar el equipo, descubrimos el verdadero problema: el interior del ordenador estaba saturado de polvo.

La fuente de alimentación, los ventiladores, el disipador del procesador, las ranuras de memoria RAM y gran parte de la placa base estaban cubiertos por una gruesa capa de suciedad. El polvo obstruía la ventilación, provocando que el calor se quedara atrapado dentro del equipo, aumentando la temperatura de los componentes y afectando seriamente el rendimiento general.

¿Cómo afecta el polvo al rendimiento y a la vida útil de un ordenador?

La acumulación de polvo puede parecer un problema menor, pero tiene consecuencias graves:

  • Sobrecalentamiento constante: El polvo impide el flujo de aire y el correcto funcionamiento de los ventiladores y disipadores, elevando peligrosamente la temperatura de los componentes internos.

  • Pérdida de rendimiento: Un procesador que trabaja a altas temperaturas reduce automáticamente su velocidad (throttling térmico) para evitar daños, haciendo que el ordenador funcione más lento.

  • Mayor desgaste de los componentes: La exposición continua a temperaturas elevadas acorta la vida útil de elementos esenciales como la CPU, la tarjeta madre, la memoria RAM y la fuente de alimentación.

  • Riesgo de fallos graves: En casos extremos, la falta de ventilación puede llevar a daños irreversibles en el hardware, obligando a realizar reparaciones costosas o incluso a reemplazar el equipo.

La importancia de un mantenimiento periódico

Realizar limpiezas internas de manera periódica es fundamental para mantener el rendimiento y prolongar la vida útil de cualquier ordenador, ya sea de uso doméstico o empresarial. Dependiendo del entorno en el que se utilice —por ejemplo, oficinas con mucho tránsito o lugares polvorientos— se recomienda realizar una limpieza profunda al menos una vez al año.

Además de la limpieza, es importante revisar el estado de los ventiladores, cambiar la pasta térmica del procesador si es necesario y comprobar que el flujo de aire dentro del gabinete sea el adecuado.

¿Notas que tu ordenador va más lento o se calienta demasiado?

Si experimentas estos síntomas, no esperes a que el problema se agrave. En muchos casos, una limpieza interna a tiempo puede evitar reparaciones mayores y recuperar el rendimiento original del equipo.

En nuestro próximo artículo, te mostraremos cómo realizamos una limpieza completa a este HP ProDesk 600 G1 y los impresionantes resultados que conseguimos.

¡No te pierdas la segunda parte!